BOGOTÁ. – La República Dominicana, a través del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), ha jugado un papel decisivo en el impulso del Sincrotrón del Gran Caribe (GCLS), una de las infraestructuras científicas más ambiciosas de la región.
Desde 2021, el MESCyT organizó cuatro simposios internacionales que colocaron el proyecto en la agenda regional. Entre los defensores de la iniciativa se encuentra el investigador Dr. Galileo Violini, académico con amplia trayectoria y jurado de proyectos del FONDOCYT, contratado por el ministerio.
El viceministro de Ciencia y Tecnología, Dr. Genaro Rodríguez Martínez, en representación del ministro Dr. Franklin García Fermín, aseguró que el proyecto representa “una oportunidad histórica para posicionar a la región en el mapa mundial de la ciencia, y para que nuestro país asuma un liderazgo estratégico en innovación y soberanía científica”.
Ese liderazgo se reflejó la pasada semana en Bogotá, donde la Universidad Distrital Francisco José de Caldas celebró el primer curso de formación para usuarios de sincrotrones en el Caribe y América Latina, dirigido por el doctor César Herreño.
Un paso histórico
Aunque concebido como un curso académico, la iniciativa marcó un antes y un después: por primera vez una universidad de la región asume un compromiso institucional con el proyecto del sincrotrón, abriendo camino hacia una comunidad científica capaz de aprovechar esta infraestructura.
El GCLS busca crear un laboratorio de radiación avanzada para impulsar investigaciones en agricultura, medicina, seguridad alimentaria, arqueología, minería, química y nanomateriales. Experiencias similares, como ALBA en España o ESRF en Francia, muestran cómo este tipo de infraestructuras transforman el desarrollo científico y tecnológico de un país.
RD en el centro
La República Dominicana se perfila como actor clave. Con el futuro doctorado en ciencias básicas en la UNPHU y proyectos innovadores como el propuesto Silicon Beach dominicano, el país no solo se beneficiaría del sincrotrón, sino que podría aportar liderazgo regional.
El costo estimado del GCLS asciende a mil millones de dólares en 25 años, apenas el 0,03 % del PIB regional. Para la República Dominicana, la contribución anual se situaría en torno a 2 o 3 millones de dólares, una cifra considerada manejable frente al retorno esperado en innovación, empleo y transferencia tecnológica.
Ciencia que une
El proyecto trasciende lo tecnológico. Siguiendo el modelo del SESAME en Medio Oriente, el GCLS se concibe como una plataforma de diplomacia científica, capaz de unir a países del Caribe, Centroamérica y América Latina bajo el principio de la ciencia como bien público.
Además, se alinea con la Década Internacional de las Ciencias para el Desarrollo Sostenible (2024-2033) de la ONU, aportando a 13 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos la erradicación de la pobreza.
Clausura con eco internacional
El curso concluyó el pasado 22 de agosto con un programa de alto nivel que incluyó conferencias de expertos de los principales sincrotrones del mundo y un debate con representantes de la academia colombiana.
La clausura, abierta al público, permitió vincular la sociedad civil al proyecto y consolidó la idea de que el Sincrotrón del Gran Caribe ya no es un sueño lejano, sino un camino en marcha hacia la soberanía científica y tecnológica de la región.