La inteligencia artificial de OpenAI ha cambiado la forma en que millones buscan respuestas, toman decisiones y acceden al conocimiento. ¿Estamos ante una nueva etapa en la historia de la información?
Por Pavel De Camps Vargas
En apenas dos años, ChatGPT alcanzó los 500 millones de usuarios activos mensuales. Con más de mil millones de consultas al día, se ha convertido en una especie de oráculo digital contemporáneo, al que millones de personas en el mundo le preguntan desde cómo programar hasta cómo entender la inflación.
Un reciente análisis de Sensor Tower, basado en millones de consultas realizadas entre marzo y abril de 2025, revela qué es lo que más le preguntamos a esta inteligencia artificial. Los datos no solo retratan un cambio de hábito informativo global, sino también un espejo de las ansiedades, prioridades y aspiraciones de esta generación.
¿Qué preguntamos a ChatGPT?
Categoría de consulta | Porcentaje (%) |
Desarrollo de software | 29% |
Historia y sociedad | 15% |
Inteligencia artificial / Machine Learning | 14% |
Economía, finanzas e impuestos | 13% |
Entretenimiento | 8% |
Educación / Academia | 7% |
Plataformas tecnológicas / Marcas | 5% |
Leyes / Asuntos legales | 4% |
Política / Gobierno (EE.UU.) | 3% |
Medioambiente / Clima | 2% |
Un cambio de paradigma informativo
Aunque las preguntas sobre programación y desarrollo de software siguen liderando con un 29% del total, esta cifra representa una fuerte caída desde el 44% del año anterior. En cambio, las preguntas relacionadas con economía y finanzas personales crecieron más de tres veces en solo un año.
Este aumento sugiere una preocupación creciente de los ciudadanos por comprender el entorno económico, tomar mejores decisiones con su dinero, o simplemente entender fenómenos como la inflación, los impuestos o las inversiones.
Otra categoría que crece con fuerza es historia y sociedad (15%), lo que indica un renovado interés por entender el pasado y su relación con los desafíos actuales. El auge de las consultas educativas (7%) y sobre IA (14%) también confirma que ChatGPT se está consolidando como un tutor digital en tiempo real, usado por estudiantes, docentes, autodidactas y profesionales de distintas disciplinas.
Por otra parte, sorprende que temas como la política, el medioambiente y el derecho, pese a su relevancia pública, ocupen un lugar marginal en el volumen de consultas. ¿Se está dejando de cuestionar lo estructural en favor de lo funcional e inmediato?
ChatGPT como nuevo canal de decisión
Además de responder, ChatGPT redirecciona tráfico a plataformas clave. Según el mismo informe, los sitios más visitados tras una consulta son YouTube, Wikipedia y Amazon. Esto sugiere que no solo genera información, sino que influye en decisiones de consumo, aprendizaje y búsqueda de validación.
En otras palabras, ChatGPT ya no solo compite con los buscadores tradicionales: ha comenzado a organizar el flujo informativo del mundo.
Este ranking de temas consultados actúa como un termómetro social y cultural. Si antes las grandes preguntas se le hacían a un profesor, un periodista o un experto, hoy se formulan a un modelo de lenguaje entrenado con información global.
¿Esto qué significa para la calidad del conocimiento público? ¿Cómo afecta a la forma en que se forman opiniones, se enseñan contenidos o se toman decisiones?, pero la pregunta que nos debemos hacer es: ¿A quién responsabilizamos si el consejo de la IA es incorrecto?
Entre la utilidad y la dependencia
ChatGPT se ha convertido en una brújula cotidiana para millones. Ayuda, orienta, informa y entretiene. Pero también está centralizando el acceso al conocimiento en una sola interfaz. Y eso, aunque útil, plantea desafíos éticos, educativos y políticos.
¿Qué pasa cuando la mayoría deja de contrastar fuentes y se queda solo con lo que diga la IA?
¿Cómo se garantiza que las respuestas no estén sesgadas o manipuladas?
Y si el mundo digital ya no busca, sino que pregunta… ¿quién pregunta por el mundo real?