El inicio de la política de deportaciones masivas impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump, ha generado tensiones con países como Colombia y Brasil, que denuncian un trato denigrante a sus connacionales devueltos, mientras que México pide «cabeza fría» para superar las diferencias diplomáticas.
El líder republicano, tras regresar a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, no ha tardado ni una semana en iniciar una de sus mayores promesas electorales: llevar a cabo la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos.
Durante la primera semana de Trump al frente del Gobierno estadounidense, las redes sociales de Washington y los canales de televisión afiliados ideológicamente con el oficialismo se han llenado de imágenes de cientos de personas migrantes en situación irregular abordando aviones del Ejército estadounidense, esposadas y custodiadas, para ser repatriadas a sus países de origen.
«Son más violentos que nuestros propios criminales», dijo Trump en una conferencia este 28 de enero, celebrando la expulsión de «cientos de inmigrantes ilegales criminales» durante sus primeros días de mandato.